LONDRES, 6 de enero (PL).— Reino Unido recibió grandes beneficios en la adjudicación de contratos petroleros en Iraq con el apoyo a la invasión a esa nación, comandada por Estados Unidos en marzo de 2003 y el derrocamiento de Saddam Hussein, afirmó un diplomático.
Al comparecer en una audiencia pública sobre la guerra anglo-estadounidense contra el país árabe, el asesor de política exterior del gobierno del primer ministro Gordon Brown, Simon McDonald, dijo que las compañías británicas salieron muy bien en una reciente subasta y que Gran Bretaña había logrado un acceso privilegiado en esa nación.
Presionado por los expertos de la comisión de investigación, McDonald aseguró que un reforzamiento de los lazos con su aliado estratégico (Estados Unidos) significaba para Reino Unido una buena relación con Iraq, que era potencialmente el país más rico en Oriente Medio, subrayó.
McDonald compareció en la audiencia junto al ex embajador de Londres en Bagdad (2005-2006), William Pattey, citado también por los expertos que reanudaron los interrogatorios iniciados a finales de noviembre, bajo presión de la opinión pública británica que acusa al ex primer ministro Tony Blair de mentir acerca de los propósitos de la invasión a Iraq y el derrocamiento de Hussein.
Pattey declaró que recibió instrucciones directas del jefe de Gobierno en cuanto a la política trazada para la nación del Golfo Pérsico y sobre la permanencia de las tropas británicas en el sur de ese país.
Blair será llamado a declarar ante la comisión que preside John Chilcot en el transcurso de enero o febrero, pero los escépticos de las audiencias públicas ya advirtieron que la comparecencia del ex primer ministro podría efectuarse a puerta cerrada por cuestiones de seguridad nacional.
Un grupo defensor de la libertad de expresión, 38 Grados, convocó a los británicos a participar en una encuesta abierta por Internet para formular a Blair lo que ellos consideran preguntas claves para esclarecer los verdaderos fines que arrastraron al Reino Unido a esa guerra.